Una travesía
llena de esfuerzo, caras de cansancio y piel de gallina. Y no es que a los
nadadores les haya dado pavor cruzar el Río graciosero, sino que estamos a
punto de entrar en mareas vivas a una hora y media del cambio de corriente es
cuando sonó el pistoletazo de salida. Lo que significó que la marea actuara con
todas sus fuerzas. Eso estaba previsto para todos los conocedores de las
corrientes del Río. Algunos gracioseros conocedores del tema decían “estos hoy no llegan al muelle, los tendrán
que recoger en Caleta de Famara” no acertaron en su predicciones pero si se
acercaron. El primero llegó a los 50 minutos y después fueron llegando
sucesivamente a cuenta gotas los demás participantes. Algunos fueron recogidos
en plena lucha contra corriente. La historia es muy larga, así que para la
próxima Travesía, ¿Sigamos la corriente?
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