El
25 de abril de 2006, hace casi una década, un gato callejero apareció en la
playa canaria del Inglés con el cadáver de un lagarto gigante de La Gomera en
sus fauces. Apenas quedaban 50 ejemplares en libertad de esta especie en grave
peligro de extinción. Y no era una excepción. Los gatos asilvestrados que se
pasean por las islas del mundo han empujado a la desaparición a al menos 22
especies de aves, nueve de mamíferos y dos de reptiles, el 14% de todas las
extinciones de animales vertebrados registradas por la Unión Internacional para
la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Científicos
españoles valoran la posible eliminación de los gatos en la isla canaria de La
Graciosa, tras su erradicación en los islotes de Lobos y Alegranza.
La
bióloga recuerda el caso de la gata de un hombre que llegó en 1894 a la isla de
Stephens, en Nueva Zelanda, para vigilar su faro. La gata, preñada, se escapó y
su prole acabó en unos pocos meses con todos los individuos del chochín de
Stephens, un ave rechoncha e incapaz de volar que era endémica de la isla. Solo
quedan ejemplares disecados de esta especie extinta.
Las
islas son paraísos de biodiversidad. Son el hogar del 15% de las especies
terrestres del planeta y en ellas sobrevive el 37% de las especies en peligro
crítico de extinción, según destaca el equipo de Jones.
El
biólogo español Manuel Nogales, del Grupo de Ecología y Evolución en Islas del
CSIC, lleva años proponiendo la erradicación total de gatos asilvestrados en
islas de menos de 200 kilómetros cuadrados. Su equipo, cuando trabajaba en la
Universidad tinerfeña de La Laguna, capturó con cebos de sardinas hace más de
una década a la decena de gatos que habían invadido el islote de Alegranza, un
refugio para aves marinas como el águila pescadora y la pardela cenicienta. En
Lobos, al norte de Fuerteventura, retiraron al único gato del lugar.
“En
España, y en general en Europa, a las autoridades les cuesta organizar campañas
de erradicación de los gatos. En otros países están más concienciados”,
lamenta. Nogales, que no ha participado en el nuevo estudio, hace un
llamamiento a la acción: “No nos podemos quedar cruzados de brazos”. Él y su
compañero Félix Medina están implicados en un estudio previo para valorar la posible
erradicación de los gatos de La Graciosa, una isla canaria que
supondría la mayor operación de eliminación de felinos en España. La Graciosa ocupa
30 kilómetros cuadrados, el triple que Alegranza y más de seis veces la
superficie del islote de Lobos.
El
articulo completo lo podemos leer aquí.
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