Yo creo que no hace falta visitarla
tres o cuatro veces al año para percatarse de que mucho se está haciendo mal.
Puede que sea suficiente con una sola ocasión. Me atrevo, incluso, a sostener
que sin haber puesto un pie en ella.
Pero allá cada cual. Las opiniones
son libres aunque lo que salta a la vista requiere gafas de aumento en la
dirigencia política. Parece que no hemos tenido bastante con los ejemplos que
abundan por las zonas turísticas. Si ese ente abstracto que denominamos
Naturaleza hablara, puede que no saliéramos muy bien parados. Y como todo
pivota alrededor del número de visitantes, y como bien sostuviera hace unos
días el amigo Salvador García, ¿cuánta carga pueden soportar estos peñascos sin
que no los hundamos definitivamente?"
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