Alegranza es un islote deshabitado de
10 kilómetros cuadrados situado al norte de Lanzarote. Está considerado uno de
los espacios naturales más importantes de la Unión Europea. Pero es propiedad privada.
Sí, lo has leído bien. Una isla canaria pertenece integramente
a una familia. Razón de peso para explicar que a
este volcán solitario en medio del Atlántico también le haya llegado la
amenaza del pelotazo turístico.
Un descabellado proyecto para convertir
en hotel de lujo el faro de Alegranza, la única construcción
del espacio natural más protegido (sobre el papel) de toda Canarias.
Faro de la isla de
Alegranza. ©WWF
Alegranza es el espacio natural protegido
marítimo-terrestre más importante de las islas Canarias. Sus
aguas albergan la mayor biodiversidad marina. Su vegetación se encuentra entre
las primeras de Europa en cuanto a la presencia de especies endémicas. Además,
es el refugio de la mayor diversidad de rapaces y el mayor número de
especies amenazadas de aves de las islas Canarias.
Sólo allí se calcula que crían unas
8.000 pardelas cenicientas
(Calonectris diomedea),
varios cientos de
petreles de Bulwer (Bulweria bulwerii),
decenas de pardelas de macaronesia (Puffinus
baroli), cientos de paíños europeos (Hydrobates pelagicus) y
cerca de un centenar de paíños
de Madeira (Oceanodroma castro).
Por no hablar del guirre (Neophron
percnopterus majorensis), el halcón de Eleonor, el halcón tagarote
o el águila pescadora.
Instalar en Alegranza un
hotelito de lujo y abrir el islote al turismo supondría un desastre para este paraíso.
El Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Natural del Archipiélago
Chinijo, al que pertenece Alegranza, lo prohíbe, al controlar y restringir
su uso público; también recoge la necesidad de que las instalaciones del
faro alberguen una estación
biológica que sirva de apoyo a las actuaciones de conservación
del espacio (gestión, vigilancia, investigación, educación y sensibilización
ambiental). Nada que ver con lo que ahora se pretende.
Como yo y tantos otros,
SEO/BirdLife, WWF España, la Fundación César Manrique e investigadores de la
Estación Biológica de Doñana (CSIC) quieren evitar el uso turístico del Faro de Alegranza.
Para lograrlo, han mandado un escrito a la Autoridad Portuaria de Las Palmas
solicitando que se cumpla la
ley y se garantice el uso
público de esta instalación pública. ¿Nos harán caso? Oscuros
intereses económicos pueden ser mucho más fuertes que la cordura y el sentido
común.
Por desgracia éste no es un caso
aislado. SEO/BirdLife ha denunciado también la existencia de un proyecto
muy similar en el faro de la isla de Sa Conillera, en Baleares. El proyecto
de construcción del hotel podría afectar allí al entorno de la mejor colonia
de pardela balear (Puffinus mauretanicus) del
territorio español, una especia tan escasa que es considerada el ave más amenazada de
Europa, de acuerdo con los criterios de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN).
Cuando hablaban de salida de la
crisis, ¿a qué se referían? ¿A
volver al ladrillazo? ¿A destrozar los únicos rincones
naturales que nos quedan sin urbanizar en España?
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