viernes, 5 de junio de 2009

Océanos al límite

Vertidos ilegales, sobrepesca, contaminación y cambio climático amenazan a los mares del planeta y en especial los de Europa.

La Tierra es en realidad el planeta Agua y cualquier chequeo a la salud del globo exige obligatoriamente un repaso por el estado de los mares. El diagnóstico alarma; los ecosistemas marinos se encuentran al límite, acosados por los vertidos ilegales, la contaminación de todo tipo, una sobrepesca brutal y por los efectos inducidos del cambio climático. Y los océanos de la muy desarrollada Europa están entre los más dañados. El calendario de efemérides encadena el Día Mundial del MedioAmbiente, hoy, y el Día Mundial de los Océanos, el lunes 8, y con tal motivo Oceana, una veterana ong internacional para la defensa y el conocimiento del medio marino, apuntala con cifras un llamamiento a la acción dentro de la UE para frenar el deterioro antes de que sea irreversible.

Las aguas circundantes a Europa están entre las de mayor riqueza biológica del mundo por variedad de hábitats y de especies.

También son las que sufren más atentados ecológicos. Cada día los mares europeos reciben de media 275 vertidos ilegales y deliberados desde buques, y 55.000 toneladas de aguas oleosas, restos de hidrocarburos y contenido de sentinas acaban flotando por ahí en lugar de en los depósitos de residuos habilitados en los puertos. Esta basura tóxica triplica en importancia y en daño ambiental a todas las mareas negras por accidente o naufragio al cabo del año.

Cada día los buques arrastreros europeos arrasan más de 350.000 hectáreas de fondos marinos en torno al continente. Y cada día la UE extrae de sus aguas 20.000 toneladas de pescado, más otras 5.000 de descartes que se tiran por la borda por su escaso valor comercial. Especies como el atún rojo, el bacalao, la anchoa, merluza, pez espada, rape, solla, merlán y otras tienen sus stocks al borde del colapso en varias zonas pesqueras del Atlántico oriental, Mediterráneo, Mar del Norte y Ártico.

Océanos calientes:

A estos males se suman los efectos del cambio climático. Los océanos se calientan y sus aguas se acidifican por exceso de CO2, un peligro mortal para los arrecifes coralinos y las especies de concha o esqueleto calcáreo. Los arrecifes cobijan a una cuarta parte de las especies marinas conocidas que alimentan a depredadores que, a su vez, nutren al hombre. La cadena trófica al completo está en el aire. «Más de 1.000 millones de personas dependen de los recursos que se obtienen de los arrecifes de coral y su desaparición tendrá un serio impacto en su sustento de vida», aseguró Ricardo Aguilar, director de investigación de Oceana Europa.

El panorama es tal que se necesitan «medidas valientes» y quizá impopulares frente al poderoso sector pesquero, admite Xavier Pastor, director ejecutivo de la ong para Europa. «La industria pesquera se ha desbocado, está sobredimensionada y actúa ya en su propia contra porque al acabar con los recursos pesqueros agota su propio futuro», explicó.

Según el Convenio de Biodiversidad de Naciones Unidas, para 2012 el 10% de los mares debería estar protegido contra la pérdida de biodiversidad. Europa se mueve en esa dirección pero al ralentí y «faltan instrumentos legales. Las leyes ambientales de la UE son muy antiguas, cuando no se conocían bien los océanos», subraya Pastor. Pese a las protestas iniciales del sector pesquero, el 'efecto reserva' ayuda a recuperar especies y stocks pesqueros.

Fuente: eldiariomontanes.es

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