La mañana del miércoles 29 de abril apareció varado un ejemplar de calderón tropical también conocido como “roaz negro” en Canarias, (Globicephala macrorhynchus) en la costa norte de Lanzarote dentro de las aguas que comprende la Reserva Marina de La Graciosa e islotes del norte de Lanzarote.
Debido a la inaccesibilidad por tierra de la zona en la que quedó encallado el animal, en una playa de cantos rodados, debajo del “Risco de Famara” (zona de la Fuente de Gusa) el rescate del cuerpo sin vida del calderón se tuvo que realizar por mar, desde la embarcación de vigilancia de la reserva marina, Isla de Nubes. Los guardas, aprovechando la pleamar, a las 16:30, realizaron la maniobra de reflotamiento del ejemplar y traslado a Órzola donde los miembros de la SECAC (Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario) se hicieron cargo de él.
Según la información recibida por el personal de la SECAC, el animal aun permitía realizar las necropsias habituales en estos casos. También nos comunicaron que se trataba de un ejemplar macho de 505 cm de longitud que aparentemente, murió por causas naturales. Aún presentaba restos de alimento en el estómago (remanentes de días atrás). Las marcas de depredación por tiburones en el pedúnculo caudal nos dan indicios de que el animal estuvo flotando al menos dos días antes de varar en la playa. La curiosidad del varamiento y encuentro de este ejemplar es que se trata del calderón de mayor longitud registrado hasta ahora en el archipiélago: ¡todo un machote!
Esta especie, por su distribución, es residente en aguas de las islas Canarias, por lo que se la considera emblemática.
Su identificación es sencilla, destaca su aleta dorsal con una base ancha, bastante adelantada en el lomo, y con una curvatura hacia atrás. La cabeza tiene una forma abombada (de globo). Su color es oscuro, y termina en una pequeña boca. Se distingue del calderón común (Globicephala melas) por sus aletas pectorales, que son más cortas.
Viven en grupos de 10 a 30 ejemplares separados por sexo: los machos por un lado y las hembras con las crías por otro. Es una especie muy social, con fuertes vínculos familiares. No es esquiva con la presencia de los seres humanos, y por eso ha sido bastante estudiada. No suelen saltar ni hacer acrobacias, moviéndose lentamente y descansando en superficie. A veces salen a "espiar" sacando la cabeza fuera del agua.
Se sumergen a gran profundidad hasta 1.000 metros, durante más de 20 minutos, para cazar su presa habitual, los calamares.
Dado el interés científico y el grado de protección de esta especie en nuestro país, presente tanto en el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias (CEAC), como en el Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA), la SECAC agradeció enormemente la colaboración de la reserva marina, ya que posibilitará la obtención de los datos científicos necesarios para incrementar el conocimiento de esta especie en nuestras costas.
Silvia González. Coordinadora científica de la reserva marina.
Fuente: Boletín de noticias de Reservas Marinas
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